Saintes fue una ciudad importante del Imperio Romano en las Galias. Estaba edificada, lo mismo que Roma, sobre siete colinas, y era llamada «la pequeña Roma». Una vía romana la enlazaba con las principales ciudades del Imperio.
Los romanos dejaron allí imperecederos recuerdos:
Los evangelizadores cristianos de los primeros siglos buscaban para la propagación del evangelio sitios destacados por su cultura, comercio y vida social. Fueron primero a las grandes ciudades,
no a los pueblos. San Pedro estuvo primeramente en la gran ciudad de Antioquía, luego en Roma. San Pablo recorrió las famosas ciudades de Corinto, Atenas, Filipos, Colosas y Roma.
Saintes tiene por su primer obispo a San Eutropio . Hay una larga tradición según la cual fue enviado a evangelizar las Galias por San Clemente, Papa, tercer sucesor de San Pedro en el Supremo
Pontificado de la Iglesia. Así lo dice el Martirologio Romano: «Entre los santonenses, en la Galia, San Eutropio, Obispo y Mártir, que consagrado Obispo por San Clemente, fue enviado a la
Galia y allí, habiendo predicado largo tiempo, sucumbió finalmente victorioso, golpeada su cabeza, por testimonio de Cristo».
En la catedral de San Pedro, de Saintes, en uno de los muros hay una lista de los obispos santonenses, encabezada por San Eutropio, situándolo en el siglo I.
Los breviarios de las diócesis galas dicen también que San Eutropio fue enviado por San Clemente, Papa, y que pertenece al siglo I de la Era cristiana. Hoy, sin embargo, la crítica coloca su
misión y su martirio en el siglo III, o a principios del siglo IV, y como es obvio, según ello, no pudo ser enviado por San Clemente, que es del siglo I. Leemos en ACTA SANCTORUM: «Eutropio,
primer Obispo de Saintes, no parece fuera enviado por San Clemente, sino que más bien pertenece a fines del siglo III, o a principios del IV» .
Houssain Jacques escribe: «Los textos literarios hablan (de San Eutropio) como de Obispo de Saintes contemporáneo de Dionisio, enviado de Clemente en el siglo I. En realidad su obispado
dataría más bien de finales del siglo III» .
San Gregorio de Tours, en el Libro I de «Historia de los Francos», narra que San Dionisio Parisiense vino a las Galias imperando Decio Augusto, esto es, 250 años después de Cristo, a mediados del
siglo III. Se afirma generalmente por los escritores que San Eutropio fue contemporáneo de San Dionisio Parisiense. Luego no pudo ser enviado por San Clemente, que es del siglo I. La iglesia de
Saintes —se cree con gran fundamento— fue fundada como la de Burdeos, como la de París, a fines del siglo III, o a principios del IV.
No hay que confundir San Dionisio Parisiense con San Dionisio Areopagita, que es algo anterior.
¿Cómo se explica que se diga con tanta frecuencia que fuera enviado por San Clemente? Respondo con el autor de la vida de San Eutropio en ACTA SANCTORUM: La oscura antigüedad indujo a muchos
errores, ya por incuria de los escritores, ya por maldad de los tiempos, ya porque se perdieron muchos escritos y al restituirlos los escritores tomaron muchos rumores de la boca del pueblo, que
modificaba las tradiciones a su gusto. Por lo cual muchos escritos no conservan la primitiva exactitud. Aparte de que a la naturaleza humana le halaga el que sus orígenes se pierdan en la
nebulosa de tiempos remotos; por ello, los cristianos, llevados de ese deseo, dieron antigüedad a su fe creyendo que sería tanto más apreciada cuanto estuviera más cerca del fundador, Ello puede
explicar que la tradición santonense empujara su origen cristiano hasta el siglo I, atribuyéndole un carácter de más autenticidad a través de su mayor antigüedad.
Hasta el siglo VI nada había escrito sobre San Eutropio. Fue San Gregorio de Tours el primero que escribe del Santo. A lo que él le da valor de rumor: «Se dice (fertur), que Eutropio fue
enviado a las Galias por Clemente, Obispo de Roma» , lo tomaron como cierto los escritores de las vidas de Santos como Usuardo, Adón y otros.
Hoy, la crítica histórica afirma que la iglesia de Saintes fue fundada por San Eutropio en el siglo III.
De San Eutropio se han escrito muchas leyendas. De ellas no me voy a hacer eco por ser fruto de la fantasía popular de otros tiempos. Sin embargo, hay referencias con muchas probabilidades de que
hayan sucedido. Del ACTA SANCTORUM: Al llegar San Eutropio a Saintes y ver aquella hermosa ciudad pensó ganarla para Cristo. «Predicaba la Palabra de Dios por las calles y plazas
constantemente. Cuando aquellos ciudadanos oyeron hablar de la Santísima Trinidad y del Bautismo, cosas nunca oídas hasta entonces, lo azotaron y lo arrojaron fuera de la ciudad. En un montículo
próximo se construyó un tugurio de madera y allí vivió mucho tiempo. Durante el día predicaba en la ciudad y la noche la pasaba en su tugurio en vigilias, oraciones y lágrimas. Convirtió a pocos.
Se volvió a Roma. Fue reenviado por San Clemente a Saintes y le animó a predicar y sufrir el martirio.
«Habiendo entrado en la ciudad hablaba sin miedo, oportuna e importunamente de la Encarnación de Cristo, de su Pasión, Resurrección y Ascensión, y de cómo nadie puede entrar en el Reino de los
Cielos si no renaciere del agua y del Espíritu Santo. Moraba en dicho tugurio. Ayudado por la gracia de Dios convirtió y bautizó a muchos gentiles, entre ellos a la hija del gobernador, Eustela.
Cuando lo supo el padre, la aborreció y la echó de la ciudad. Ella, viendo que había sido arrojada fuera por su amor a Cristo, se fue a morar cerca del tugurio del Santo, hasta que el padre,
compungido de amor por ella, le envió mensajeros para que volviese. Ella respondió que más quería vivir fuera de la ciudad por la fe en Cristo, que dentro contaminada con el culto a los ídolos.
El padre, irritado, reunidos los verdugos de toda la ciudad, les dio 150 "sólidos" para que mataran al Santo y le llevaran a la hija. Ellos, el 30 de abril, reunidas las turbas de los gentiles,
fueron al tugurio. Apedrearon al Santo. Luego lo azotaron y, desnudo, lo remataron a golpe de hacha. Eustela y algunos cristianos lo enterraron en su tugurio por la noche y lo honraron con luces,
vigilias y santos obsequios» .
Eustela también murió mártir, según la tradición, por no haber querido ofrecer incienso a los ídolos. Antes de morir dejó dispuesto que la enterraran junto al sepulcro de su maestro. Al caer su
cuerpo a tierra, herida de muerte, dice la leyenda que brotó un manantial. Es la fuente que hay en el Anfiteatro, llamada de Santa Eustela, que ha sido sitio de peregrinación para las jóvenes.
Existe una superstición que seguramente viene de la Edad Media; según ella, basta echar dos alfileres al agua; si caen en forma de cruz, aquel año, matrimonio seguro.
En 1884, Mistral escogió a Santa Eustela como Patrona de los poetas provenzales, y en 1955 fueron a Saintes para venerarla y cantarla en la lengua de Oc.
La posteridad ha unido al culto de San Eutropio el nombre de esta Santa. Juntas estuvieron sus vidas, cercanas sus sepulturas, asociada su memoria.
La fiesta de Santa Eustela, según el Martirologio Romano, se celebra el 21 de mayo, y la de San Eutropio, el 30 de abril. Aunque en Saintes la fiesta más importante del Santo se conmemora el 14
de octubre con el título de «Traslación de las reliquias».
El entierro de San Eutropio, dadas las circunstancias del momento, se llevó a cabo sin muchos preparativos. Los cristianos de Saintes no le rindieron culto público a su primer apóstol por miedo a la persecución. Con el paso de los años se olvidaron hasta de su martirio, pero no de su misión apostólica. Algunas familias se iban transmitiendo por tradición oral el lugar del enterramiento. Su tumba fue guardada fielmente e identificada por las generaciones sucesivas de cristianos santonenses desde la muerte del Santo hasta la traslación solemne de sus restos en el año 375.
San Paladio I gobernó la iglesia de Saintes desde el 370 al 380. Hizo construir una iglesia y trasladar allí los restos de San Eutropio. Cuando abrieron el sepulcro para el traslado, vieron que
en el cráneo había una señal de golpe de hacha. ¿Sería aquélla una pista que llevaría a conocer su martirio?
El averiguar que había muerto mártir y no sólo confesor, tenía mucha importancia. La Iglesia trata de diferente manera a los mártires y a los confesores. Estos eran enterrados en tumbas adosadas
a las paredes de las iglesias, o puestos en arcadas abiertas en los muros. Los mártires, debajo del altar o junto a él.
San Paladio se mostró muy reservado ante la cicatriz del cráneo. ¿Habría muerto San Eutropio mártir de la fe, o sería por venganza personal?
En el siglo IV nada había escrito sobre San Eutropio. Los primeros escritos referentes al Santo son del siglo VI y se los debemos a San Gregorio de Tours y a San Venancio Fortunato.
San Gregorio nació en el año 538. Fue obispo de Tours desde 573 a 594. En su obra «DE GLORIA MARTYRUM» narra lo siguiente: Eutropio «después de haber llenado su misión de Obispo y de predicador del Evangelio a los fieles vio levantarse contra él el furor de los paganos, pues el autor de la envidia no quería que creyesen.
Herido mortalmente en la cabeza, sufrió un glorioso martirio. Mas porque en aquel tiempo, por causa de la persecución, no fue sepultado en digno lugar, los cristianos no le dieron el culto público que le era debido. Se olvidaron hasta de que murió mártir, lo cual se conoció de la siguiente manera: «Después de muchos años fue erigida una basílica en su honor, y terminada la obra, Paladio, que regía la Cátedra episcopal de Saintes, convocados los sacerdotes, hizo trasladar los sagrados restos al lugar preparado. Cuando esto se llevaba a efecto, dos de los sacerdotes, abierto el sepulcro, miran el cuerpo del Santo y ven la cicatriz de la cabeza que había sido hecha con un hacha. Para que esta constatación no perdiera su valor, un milagro vino a fijar la lección que comportaba. La noche siguiente al traslado, mientras los sacerdotes gustaban un dulce sueño, Eutropio se les apareció y dijo: "La cicatriz que habéis visto en mi cabeza, sabed que es la señal cierta de mi martirio".
«A partir de este momento, la revelación del martirio fue llevada al conocimiento de los pueblos, llenando así una laguna histórica sobre el martirio de San Eutropio» .
La crítica histórica admite la autenticidad e integridad de este documento, que coloca hacia el año 590. Esta traslación de las reliquias tuvo lugar el 14 de octubre del año 375.
La iglesia que levantó San Paladio, con el correr de los años, amenazaba hundirse y fue reparada por San Leoncio II, arzobispo de Burdeos, a cuya provincia eclesiástica pertenecía el Obispado de
Saintes. Así lo atestigua San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers. Este Santo había nacido cerca de Trento, el año 530. Hacia 595 fue nombrado obispo de Poitiers. Murió el 14 de diciembre del
600. Su principal obra como escritor es CARMINA MISCELLANEA, que contiene 11 libros, con himnos, elegías, poemas, epigramas y epitafios. De él son el Pange lingua, el Vexilla Regis, el Ave Maris
Stella y otros himnos introducidos en la Liturgia. Escribiendo al arzobispo de Burdeos, le decía: «La Basílica suburbana que lleva su nombre (el de Eutropio, Eutropitis aula) se arruinaba
amenazada por su propia antigüedad. No era el peso del techo sino las aguas la causa del malestar. Una noche, Eutropio se apareció a un sacerdote durante el sueño y os designó, oh Metropolitano
Leoncio, como el futuro restaurador de su templo. Esta visión fue menos una recompensa del sacerdote que vuestra... Ahora este templo antiguo, restaurado por Vos, tomará una vida nueva. Eutropio
fue el primer Obispo de la Ciudad de Saintes... En adelante el Santo habitará su iglesia sin que el reposo de sus cenizas sea turbado» .
Esta reparación se hizo después del año 561. Maillé sostiene que la iglesia de Eutropio, de la que habla San Fortunato, era probablemente un edificio construido por Eutropio y no su iglesia
funeraria .
Hecha dicha restauración, el culto a San Eutropio recibió un impulso decisivo. Se extendió por toda Saintonge, por la Guyenne y otras regiones. Más tarde fue edificado un monasterio junto a la
iglesia para la guarda de la tumba y servicio del culto. «Gallia christiana» atribuye la fundación a San Paladio II, obispo de Saintes desde el año 576 al 596. Es el sucesor de Leoncio II.
(Extracto del libro “SAN EUTROPIO. Obispo de Saintes y Patrón de Paradas”, cap. I y II, del párroco D. Jesús Remírez Muneta, Sevilla, 1970)
En Paradas celebramos la fiesta de nuestro patrón San Eutropio el 15 de julio, fecha de la confirmación pontificia del patronato de San Eutropio sobre la Villa de Paradas, de la que en 2008 se cumplió el 250 aniversario (15 de julio de 1758).
Sin embargo, la Iglesia Católica celebra su fiesta el 30 de abril.